La gratitud convierte tus heridas en signo de victoria
Siempre escuchamos que la fe abre puertas y es cierto, pero la gratitud mantiene las puertas abiertas. Cuando somos agradecidos podemos crecer y subir a niveles que nunca creímos posibles. No en vano la biblia dice en Filipense 4 verso 6 y 7: No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Me impacta el hecho que en el verso 6 dice que presentemos nuestras peticiones a Dios con acción de gracias. No digo que sea fácil agradecer siempre, pero te puedo asegurar que cuando lo hacemos ocurre algo sobrenatural en nosotros y en nuestro entorno. A mí me encanta leer esta porción de las sagradas escrituras cuando estoy enfrentando tiempo difíciles. Se encuentra en Primera de Corintios 15 verso 57: ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! Te cuento que cuando vienen esos días duros en donde no entiendo que está pasando y creo que Dios se ha olvidado de mí, siempre recito este verso y aunque mi alma no quiera creer que así será, mi espíritu se fortalece entonces creo y espero. Créeme, ocurre lo sobrenatural y aquello que parecía que tendría un final terrible Dios lo convierte en algo bueno y perfecto para mí.
¡Sabes algo!
Esas cosas, eventos, traumas y demás por las que hemos pasado en la vida fueron un entrenamiento y no estuvimos solos, Dios estuvo ahí con nosotros. Antes de que me digas Amarilis, como rayos esperas que yo de gracias a Dios por todo el daño que me han hecho, si puedes dar gracias por las traiciones, por tantas heridas que has tenido o tienes (pues no se en que etapa estas hoy día) etc. Te diré desde lo más profundo de mi corazón que si es posible, yo lo he vivido y lo vivo cada día.
Un día estaba yo meditando en todas las cosas que han pasado y pude ver que Dios ha sanado mi corazón de tantas cosas y llegué a esta conclusión:
Iniciando por las heridas del alma, esas que nadie ve pero que están ahí latente y que en muchas ocasiones sangramos por ellas o peor aún, sale pus y terminamos dañando a otros. Esas heridas que solo Dios ve y que nosotros por más que intentemos sanar no lo logramos, solo las cubrimos y seguimos por la vida creyendo que esta bien tener heridas, que está bien sentir de cuando en vez un dolor en nuestro interior, al fin y al cabo ¿somos humanos no? Claro el dolor va a variar si fuimos nosotros que herimos, porque a esa herida se le añade la culpa, oh, antes de que te preguntes ¿puedo tener heridas si yo hiero a otras personas? Te diré que sí, pues cuando entendemos que somos un solo cuerpo y que todos somos hijos de Dios llegamos a sentir el dolor ajeno, pero déjame y te cuento como es que llegamos agradecer por las heridas.
En esos días que estaba yo meditando en la grandeza de Dios en mi vida, me vino un pensamiento y pensé porque pase por esto o por aquello, yo no me merecía tal cosa y claro este pensamiento no venia de Dios era un dardo para llevarme directo y en vivo a la depresión y así como la gratitud abre puertas ese pensamiento vino con todos los malos y dolorosos recuerdos y cuando te dijo que esto me llevaría directo y en vivo a un episodio de depresión es porque yo ya había vivido eso una y otra vez, pero oh sorpresa, en esa etapa de mi vida yo había madurado bastante y tenía un crecimiento en la fe y en la palabra de Dios y lo mejor de lo mejor tenía el Espíritu Santo de Dios en mi vida. Estaba en la etapa de gratitud, así que comencé a aplicar la palabra de Dios y dije esto:
Señor hoy te doy las gracias porque tu convertiste todas mis heridas en cicatriz, gracias porque ya no tengo heridas en mi alma y estas cicatrices me recuerdan en el poder que tú tienes para restaurar y sanar, gracias porque estas cicatrices me recuerdan que para ti nada es imposible. Mi querida/o algo sobrenatural ocurrió, estaba orando y en vez de mencionar la herida o el evento, fluía en mí una profunda gratitud.
Decía así, pero ya sin llorar y sin nada de dolor en mi corazón (solo flui en gratitud):
Gracias, señor Jesús porque al pasar por esa tormenta conocí tu paz, me has guardado y ahora se esperar en ti.
Gracias, señor Jesús porque al perder mi seguridad económica, trabajo dinero y estatus social, pude conocer tu poder y ahora sé que tu suple todas mis necesidades.
Gracias, señor Jesús porque al recibir el rechazo de la gente que se supone que me ame y me valore, hoy conozco tu amor divino, un amor sin límite y sin condiciones.
Gracias, señor Jesús por permitir que me defraudaran y que yo defraude, gracias a eso hoy se que tú eres el único que no falla y que no soy perfecta.
Gracias, señor Jesús por tantos momentos de soledad y sequía, gracias a eso pude conectar mi corazón contigo y descubrir que no hay nada mejor que estar en tu presencia.
Gracias, señor Jesús, por la ingratitud de las personas a las que les he dado tanto mi amor, apoyo y amistad, eso me hiso ver que tan ingrata he sido contigo y que tanto duele la ingratitud.
Gracias, señor Jesús por las veces que me caí y nadie me ayudo a levantarme, en esos momentos conocí tu poder y tu fuerza.
Y la lista continua. No sé cómo sucedió solo se que ahora soy libre, voy sin carga y lo mas importante soy una persona agradecida por todo y en todo y creo firmemente que eso hace que se cumpla en mi la porción de la sagrada escritura en Romanos 8:28-30: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó,
Sorprendentemente (pero muy real), Dios hace que todo nos ayude para bien cuando lo amamos y claro quien puede amar sin agradecer. Dios hace que todo te ayude a ti primero y luego hace que eso ayude a muchos, por lo tanto tiene sentido porque Él dice así: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. Ahora me emociona saber que fui predestinada por Dios para grandes cosas y por esa misma razón me han ocurrido tantas cosas, con la intención de desviarme. Ah, pero mi Dios es tan poderoso que todo lo que ha ocurrido lo ha convertido en algo bueno. Tú y yo y todos los que han o están pasando por tantos procesos, no es que seamos malos o que tengamos mala suerte, es que Dios desde antes de nosotros nacer nos predestino para grandes cosas en este mundo y lo mejor de todo nos justifico y nos glorifico. Así que hoy te invito a practicar la gratitud y a dar eso que Dios te ha dado. Ha tu destino de Dios, no hagas el destino de las circunstancias. No hagas lo que lo demás esperan que salga producto de tus heridas, aunque creas que tengas el derecho, no lo hagas. Da lo que Dios te dio cuando sano tus heridas, muestra con orgullo tus cicatrices y dile al mundo lo agradecido/a que estas. Yo de mi parte sigo dando gracias, a ti por leer este articulo y compartirlo con tus amigos y a Dios por darme la sabiduría de poder dar un
poco de lo mucho que Él me ha dado.
No me quiero ir sin antes decirte que si necesitas ayuda, aquí estoy para ti. Esta lista de agradecimientos yo la hice según mis cicatrices, tu has la tuya con esas heridas o cicatrices que tú sabes que aun duelen, deja que sangren, que salga el pus, pero hazlo a los pies del señor Jesucristo. Él es el único que puede sanar tus heridas y convertirla en cicatrices de un guerrero victorioso. Dios te guarde y convierta tu corazón en un rio de gratitud y recuerda que aquí estoy si deseas saber más acerca de este tema o simplemente hablar.